El santo grial de la materialografía: la reproducibilidad
Para muchas empresas, la consistencia en la calidad del producto es vital para mantener la competitividad. Si tomamos como ejemplo la industria de la automoción, incluso la más mínima anomalía en un producto puede tener consecuencias potencialmente mortales. Los riesgos son simplemente demasiado grandes para ignorarlos. Como resultado, su proceso materialográfico debe ser lo más eficaz posible. Ahí es donde entra en juego la reproducibilidad; si el proceso es reproducible, se puede confiar en los resultados.
La automatización mejora en gran medida la reproducibilidad al minimizar la participación humana (y, por lo tanto, el error humano) que puede afectar al resultado. Por definición, una máquina realizará exactamente los mismos pasos de la misma manera, siempre, lo que se traduce en un mayor grado de precisión y repetibilidad. Por supuesto, esto implica una mayor certeza, eficiencia y control de calidad; y en mercados altamente competitivos donde la reputación y la confianza son cruciales para avanzar, esto puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Satisfacer las necesidades de rendimiento
En un futuro no muy lejano, la consolidación significará que menos fabricantes producirán lotes más grandes en numerosas plantas de producción diferentes.
"Esto ejerce una presión mayor en las empresas para que ofrezcan una calidad de producto constante, a nivel global. Por lo tanto, habrá una necesidad de soluciones que permitan mayor rendimiento, precisión y eficiencia, a ser posible sin incurrir en más costes", indica Jacob Rubæk Holm, profesor adjunto en dinámica industrial y métodos cuantitativos.
Por este motivo, muchos laboratorios materialográficos están recurriendo a la automatización para resolver sus problemas de rendimiento. En concreto, en los procesos más repetitivos, la automatización ofrece una forma más fiable de entregar el número acordado de muestras, haciéndolo a tiempo, con menos personal y mínimas paradas de producción, siendo este último un aspecto que preocupa al equipo de dirección.
Optimizar mediante la estandarización
El equipo automatizado también permite a los laboratorios asegurar una mayor estandarización de los procesos, otro factor importante que afecta a la reproducibilidad. La automatización facilita que otra persona asuma una tarea sin comprometer la calidad del resultado. Además, a diferencia de las personas, las máquinas nunca fallan al seguir el proceso específicamente como se ha indicado. Esto mejora la eficiencia, reduce los residuos y ayuda a eliminar cualquier elemento de incertidumbre en el proceso.
Asimismo, un proceso más estandarizado no solo ofrece a los laboratorios la certeza que necesitan en sus resultados, sino también mayor información sobre su método. Los datos que esto crea son muy útiles y los técnicos pueden utilizarlos de diferentes maneras. Por ejemplo, para optimizar los procesos y métodos, proporcionar documentación para los registros de auditoría o planificar el mantenimiento programado.
Simplificar las cosas
La automatización también puede ayudar a que la plantilla sea más productiva. Al eliminar el proceso de preparación por parte de los operarios, los técnicos de laboratorio tendrán más tiempo libre para centrarse en otras tareas relevantes, como el análisis.
Las nuevas generaciones de equipos automatizados también son más fáciles de usar. Así, el proceso es más seguro para los usuarios e implica menos formación; por lo tanto, hay más personas que pueden hacerlo. Otro factor relacionado y, a veces, ignorado es el bienestar mental. Si partimos de que un trabajo es más fácil, más seguro y menos estresante, por lo general será más productivo.